jueves, 1 de julio de 2010

Serie Etiquetas customizadas

Pondré una serie de shots sin comienzo ni final. PRÓXIMAMENTE.
También llamadas Labels, las etiquetas que cuelgan de las prendas, trapos que una fashion victim como yo mira, compra o simplemente coge cuando parece que están a punto de caerse del árbol, son una de mis infinitas debilidades.
Hoy escucho Arctic Monkeys hasta el moño y mañana me dará por algo más melancólico-desgarrado pero no tanto tipo Lhasa. Mientras, cuento las labels customizadas de mi colección… 734, 735, 736… Es lo que tiene el aburrimiento, supongo. ¿Qué importa si llego o no llego a las 1.000 Customized Labels algún día? Pero aquí estoy yo en mi habitáculo, contándolas mientras me cuento la historia del instante en el que cada una de ellas aterrizó justo aquí.
No las customizo todas. Según me dé las retoco por aquí y por allá, les adjudico poderes inofensivos y luego las pego en mi álbum secreto.
Moby, la que te regalé como amuleto de amor funcionó con Sylvia, no hay que olvidarlo. A lo mejor podría montar un negocio, voy a pensarlo. Comenzaría así desarrollar mi faceta emprendedora.
Un día enseñaré la colección entera a mi madre, cuando podamos estar juntas sin odios, rencores, dolorosas sutilezas que al menos a mí, a veces, es que me reconcomen.

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