De qué vamos

Moby es el cerebro y Regina la petarda, aunque en cuanto uno se despista la tortilla se gira y es más bien al revés. Son amigos de toda la vida, desde la guardería, y fueron vecinos del centro de Madrid hasta hace apenas unos meses.
Moby se mudó a Ann Arbor, tan lejos, y Regina hizo lo propio, pero más cerca; comenzó a buscar el modo de llenar ese vacío. Hasta hace apenas unos meses iban juntos a todas las fiestas, comentaban al instante todas las dudas. En cuanto dejaron de verse físicamente, comenzaron a buscarse virtualmente, a escribírselo todo en las pantallas de ordenadores propios o prestados, a buscarse el uno al otro para saber cómo estaban en su nueva vida y a quiénes querían ahora, y también a buscarse a sí mismos antes de tener que convertirse en adultos.